UN CEMENTERIO DOMINICANO QUE VENDIA ORO



Por : Federico Genao Jáquez








A través del tiempo y debido a nuestro trabajo en la comunicación social , hemos logrado hacer amistades sólidas dentro y fuera de la República Dominicana. La anécdota que vamos a narrar a continuación ocurrió hace más de 20 años en uno de los tantos cementerios que existen en la República Dominicana. Vamos a " decir el milagro , pero sin revelar el nombre del santo ". No publicaremos el nombre de los protagonistas de esta historia ni el nombre de la ciudad donde ocurrió , porque los protagonistas nos solicitaron que le guardemos el secreto . Como ya pasaron más de veinte años y no somos baúl de nadie , aqui está la historia : En un cementerio de una ciudad del Cibao , en la República Dominicana , la que de vez en cuando visitábamos , hicimos amistad con el encargado del cementerio. Una tarde pasamos a saludarle. Cuando entramos al " dormitorio " ( significado de la palabra cementerio ), escuchamos una discusión en voz alta , entre dos personas . " el próximo muerto es mio ", " no , es mio ". " Parece como si el Diablo y Dios estuvieran disputandose el alma de un difunto ", pensé. Tras caminar varios metros, ! sorpresa !. La discusión era entre el encargado del cementerio y su asistente. El asistente tenia en las manos un puñado de dientes de oro. ¿ Y esos dientes , de quien son ?, le preguntamos " a quemarropa " . " Son mios , son mis dientes , que me los mandé a sacar " , replicó visiblemente nervioso. Luego de que los ánimos se calmaron me dijeron la verdad : se dedicaban a sacarle los dientes de oro a los muertos recién enterrados , en horas de la noche , los que luego vendian a un comprador de oro que iba puntual todos los viernes . El dinero que conseguian vendiendo dientes de oro superaba con creces el sueldo que recibian como empleados del cementerio. ¿ Cómo lo hacian ? . Cuando llevan al cementerio el cadáver muerto y sin vida de un difunto que ya falleció al morir ( como decía Doña Florinda en la comedia del Chavo del Ocho ) , casi siempre algun familiar solicita que se lo dejen ver "por última vez ". Era ahí cuando los dos " mercaderes del oro dental " se fijaban si tenía o no dientes de oro , del que luego despojarian al difunto o difunta , en horas de la noche , cuando ya no habían " moros en la costa " . Tapaban la bóbeda con block y cemento y luego en la noche sacaban el ataud , con un alicate le sacaban los dientes de oro , apoderándose de anillos , crucifijos de oro y cadenas con el que había sido enterrado . Esperamos que esto le sirva de lección a quienes usan dientes de oro . En Estados Unidos hemos visto , con bastante frecuencia a personas , principalmente afroamericanos, con todos los dientes forrados de oro. No tenemos evidencia de que la venta de dientes de oro de difuntos esté ocurriendo en algun cementerio de la Union Americana , pero podria ser. La onza de oro hace tiempo que sobrepasó los mil dólares , por lo que constituye una fuerte tentación para los encargados de darle " cristiana sepultura " los amantes del llamado " petróleo amarillo ".

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